Me cuesta pensar en arremeter contra una nueva primavera en este estado.
Amanecí un día y comenzaba a perderlo todo de nuevo; las ganas, la salud, las cuentas abiertas.
Me he quedado sin energías sin sentidos y sin corresponsales. Sin música o sin oido.
Se que debo huir a perderme de la tentación de agotarme de una vez por todas..y hay razones más feroces que fieras que me acechan en la cobardía.
Entré en una jungla que no desaparece; una cuyos ruidos me despiertan a las 4 AM, y que me desvelan en esperanzas que no llegan.
Si, parece que tantos años ahí se quedaron; hasta mi cuerpo así lo decidió. Finalmente, esto era la soledad, no esa que yo pregonaba como bienestar egoísta y transparente.
Es Septiembre y el sol se viene, con nuevas sombras para algunos, con la alegría de reconocerse para otros.
Para mí, tal vez sea tiempo de borrarme en ser "paciente", entregando mis días a los sucesivos turnos.
No hay horizonte al frente que contenga estos vacíos.
martes, septiembre 12, 2006
viernes, julio 21, 2006
Upstairs, Downstairs.
Quien haya dicho que "como es arriba, es abajo", no conocía la verdadera trastienda en que se bate algun sector de la administración pública.
Contraste que se hace dramático cuando por las noches ( justo, noches), se atraviesan las ocho manzanas y se pone uno a disposición de lejanos edificios maltenidos plenos de funcionarios que se quedaron en la Revolución Industrial.
Allá, los problemas domésticos de la muerte y sus antesalas derivan en lóbregas decisiones lejanas a "la gestión", las "políticas públicas", las "36 medidas" y al "Chile Compite". Que no hayan $ 21.000 para pagar un perito que espere los restos de los bomberos chilenos es sólo una anécdota. También lo es que los funcionarios no tengan implementos de seguridad ante infecciones, o que el olor ( ese olor) empape casi todas las bienvenidas.
Tal vez Lagos diría: este es el Chile real.
Me pregunto, después de 16 años intentando esos "nunca más": cuántos servicios más se arrastran en las miserias del servir a medias sin que nadie repare en esos "piececitos azulosos de frío"?
Contraste que se hace dramático cuando por las noches ( justo, noches), se atraviesan las ocho manzanas y se pone uno a disposición de lejanos edificios maltenidos plenos de funcionarios que se quedaron en la Revolución Industrial.
Allá, los problemas domésticos de la muerte y sus antesalas derivan en lóbregas decisiones lejanas a "la gestión", las "políticas públicas", las "36 medidas" y al "Chile Compite". Que no hayan $ 21.000 para pagar un perito que espere los restos de los bomberos chilenos es sólo una anécdota. También lo es que los funcionarios no tengan implementos de seguridad ante infecciones, o que el olor ( ese olor) empape casi todas las bienvenidas.
Tal vez Lagos diría: este es el Chile real.
Me pregunto, después de 16 años intentando esos "nunca más": cuántos servicios más se arrastran en las miserias del servir a medias sin que nadie repare en esos "piececitos azulosos de frío"?
martes, junio 20, 2006
Casi noche
Este martes aún no amanece.
El gris se ha apoderado de las montañas y los cerros y los autos,
y transcurre en frío glacial que invita a mantener los cobertores.
Algún error de la energía ha desatado que sea de mañana, siendo aún de noche.
Tal vez, no sé, no sea sólo hoy el equivocado.
No es finalmente, un asunto de sol más o sol menos:
tiene que ver con la sensación de no inicio,
o de guateo,
para ser más exactos.
Eso de estar seguro, ahora sí, de la vida que está en otra parte.
Vil plagio, pero más cierto que muchas encuestas.
Podría decirse también,
para ser más exactos.
Eso de estar seguro, ahora sí, de la vida que está en otra parte.
Vil plagio, pero más cierto que muchas encuestas.
Podría decirse también,
que nosotros los de entonces,ya no somos los mismos.
Y buscamos el apoyo epistolar, o el abordaje de Plaza Ñuñoa..
a falta de certezas más dignas.
Además, “todos” se están perpetuamente yendo de aquí.
Habremos de quedar los “últimos hombres”,
Y buscamos el apoyo epistolar, o el abordaje de Plaza Ñuñoa..
a falta de certezas más dignas.
Además, “todos” se están perpetuamente yendo de aquí.
Habremos de quedar los “últimos hombres”,
aquellos que se quedan porque sienten que dónde sea,
No hay dónde.
No hay dónde.
miércoles, junio 14, 2006
Bellavista por dos, y un arcoriris.
Los contrastes suelen ser vanos; un arcoiris inocente disfrazado de verdugo,
Unas calles re vistas, en ausentes compañías:
( fantasmas de olvidos o Lázaros asomando en sus casillas).
Ruidos infernales que traen malas noticias.
Sumemos: desencantos colectivos, y un leve sopor funcionario.
El frío permanente, el blog inconcluso,
dos rebeldías sepultadas.
Caminatas extrañas con extraños en el día.
Retóricas baratas; y versos que no resultan
en noches disfrazadas..
De remate el arcoiris resulta tesoro escondido.
Demasiado hasta para un otoño invierno
de exceso de personal a diestra y siniestra;
Mucha gente en esta agenda.
Acabar con la gente? Eso es casi nada,
comparado con la diaria tarea de fingir alabanzas.
Estos si son versos, riman por completo.
De un tirón, una sonriente versión de la mañana.
Unas calles re vistas, en ausentes compañías:
( fantasmas de olvidos o Lázaros asomando en sus casillas).
Ruidos infernales que traen malas noticias.
Sumemos: desencantos colectivos, y un leve sopor funcionario.
El frío permanente, el blog inconcluso,
dos rebeldías sepultadas.
Caminatas extrañas con extraños en el día.
Retóricas baratas; y versos que no resultan
en noches disfrazadas..
De remate el arcoiris resulta tesoro escondido.
Demasiado hasta para un otoño invierno
de exceso de personal a diestra y siniestra;
Mucha gente en esta agenda.
Acabar con la gente? Eso es casi nada,
comparado con la diaria tarea de fingir alabanzas.
Estos si son versos, riman por completo.
De un tirón, una sonriente versión de la mañana.
martes, junio 06, 2006
Memorias revisitadas de Bellavista.
No podría sino haber sido en domingo casi seco
-de Mayo sobre todo-
Cuando al son de los pasos de ese día,
rescaté los tinglados y a unas calles.
(No habría podido ser sino esa tarde,
silente y nuevecita,
cuando escogí nuevamente, no subir la graderías).
Todo eso que era mío ahora vuelve,
a redimir la imperecedera ruina.
Ni él ni yo sabíamos al despedirnos,
Cuándo, cómo y dónde nos refundaríamos en un dibujo de ese cielo..
Ha cambiado como yo he cambiado, o seguimos siendo los mismos:
que se quedan en los atardeceres congelados pero vivos;
que se pasan de vereda distraídos alarmando al vecindario;
que no ven ni oyen, sólo sienten;
y que codician no más, pasar de curso.
Y hay que decirlo todo: en una compañía así tan leve,
que inventó y adivinó una marcha al compás de mis sentidos.
Una de esas compañías que debieran quedarse en las esquinas
y asaltarlo a uno de noche,
para restaurar silencios abrazando el sueño.
Bellavista ahora entonces, reaparece instituyendo más memorias:
los pasos-el cielo sin previo aviso-
Y una figura nueva que se vino conmigo.
No podría sino haber sido en domingo casi seco
-de Mayo sobre todo-
Cuando al son de los pasos de ese día,
rescaté los tinglados y a unas calles.
(No habría podido ser sino esa tarde,
silente y nuevecita,
cuando escogí nuevamente, no subir la graderías).
Todo eso que era mío ahora vuelve,
a redimir la imperecedera ruina.
Ni él ni yo sabíamos al despedirnos,
Cuándo, cómo y dónde nos refundaríamos en un dibujo de ese cielo..
Ha cambiado como yo he cambiado, o seguimos siendo los mismos:
que se quedan en los atardeceres congelados pero vivos;
que se pasan de vereda distraídos alarmando al vecindario;
que no ven ni oyen, sólo sienten;
y que codician no más, pasar de curso.
Y hay que decirlo todo: en una compañía así tan leve,
que inventó y adivinó una marcha al compás de mis sentidos.
Una de esas compañías que debieran quedarse en las esquinas
y asaltarlo a uno de noche,
para restaurar silencios abrazando el sueño.
Bellavista ahora entonces, reaparece instituyendo más memorias:
los pasos-el cielo sin previo aviso-
Y una figura nueva que se vino conmigo.
lunes, mayo 22, 2006
Alguien, de Borges
Un hombre trabajado por el tiempo, un hombre que ni siquiera espera la muerte (las pruebas de la muerte son estadísticas y nadie hay que no corra el albur de ser el primer inmortal), un hombre que ha aprendido a agradecer las modestas limosnas de los días: el sueño, la rutina, el sabor del agua, una no sospechada etimología, un verso latino o sajón, la memoria de una mujer que lo ha abandonado hace ya tantos años que hoy puede recordarla sin amargura, un hombre que no ignora que el presente ya es el porvenir y el olvido, un hombre que ha sido desleal y con el que fueron desleales, puede sentir de pronto, al cruzar la calle, una misteriosa felicidad que no viene del lado de la esperanza sino de una antigua inocencia, de su propia raíz o de un dios disperso.
Sabe que no debe mirarla de cerca, porque hay razones más terribles que tigres que le demostrarán su obligación de ser un desdichado, pero humildemente recibe esa felicidad, esa ráfaga.
Quizá en la muerte para siempre seremos, cuando el polvo sea polvo, esa indescifrable raíz, de la cual para siempre crecerá, ecuánime o atroz, nuestro solitario cielo o infierno.
Roque Dalton
EL VANIDOSO
Yo sería un gran muerto.
Mis vicios entonces lucirían como joyas antiguas
con esos deliciosos colores del veneno.
Habría flores de todos los aromas en mi tumba
e imitarían los adolescentes mis gestos de júbilo,
mis ocultas palabras de congoja.
Tal vez alguien diría que fui leal y fui bueno.
Pero solamente tú recordarías
mi manera de mirar a los ojos.
Yo sería un gran muerto.
Mis vicios entonces lucirían como joyas antiguas
con esos deliciosos colores del veneno.
Habría flores de todos los aromas en mi tumba
e imitarían los adolescentes mis gestos de júbilo,
mis ocultas palabras de congoja.
Tal vez alguien diría que fui leal y fui bueno.
Pero solamente tú recordarías
mi manera de mirar a los ojos.
lunes, mayo 15, 2006
Italo Calvino Las ciudades invisibles (fragmento)"
En la vida de los emperadores hay un momento que sucede al orgullo por la amplitud inconmensurable de los territorios que hemos conquistado, a la melancolía y al alivio de saber que pronto renunciaremos a conocerlos y a comprenderlos, una sensación como de vacío que nos asalta una noche junto con el olor de los elefantes después de la lluvia y de la ceniza de sándalo que se enfría en los braseros, un vértigo que hace temblar los ríos y las montañas historiados en la leonada grupa de los planisferios, enrolla uno sobre otro los despachos que anuncian el derrumbe, de derrota en derrota, de los últimos ejércitos enemigos y resquebraja el lacre de los sellos de reyes que jamás oímos nombrar, que imploran la protección de nuestras huestes triunfantes a cambio de tributos anuales en metales preciosos, pieles curtidas y caparazones de tortuga; es el momento desesperado en que se descubre que ese imperio que nos había parecido la suma de todas las maravillas es un desmoronarse sin fin ni forma, que la gangrena de su corrupción está demasiado avanzada para que nuestro cetro pueda ponerle remedio, que el triunfo sobre los soberanos enemigos nos ha hecho herederos de su larga ruina. (...)Partiendo de allá y andando tres jornadas hacia levante, el hombre se encuentra en Diomira, ciudad con sesenta cúpulas de plata, estatuas de bronce de todos los dioses, calles pavimentadas de estaño, un teatro de cristal, un gallo de oro que canta todas las mañanas en lo alto de una torre. Todas estas bellezas el viajero ya las conoce por haberlas visto también en otras ciudades. Pero es propio de ésta que quien llega una noche de septiembre, cuando los días se acortan y las lámparas multicolores se encienden todas a la vez sobre las puertas de las freidurías, y desde una terraza una voz de mujer grita: ¡uh!, se pone a envidiar a los que ahora creen haber vivido ya una noche igual a ésta y haber sido aquella vez felices. "
Suscribirse a:
Entradas (Atom)